INTRODUCCIÓN

A través del tiempo, al profundizar el estudio de la escritura he observado una tendencia generalizada a analizar principalmente su capacidad semántica, dejando de lado sus cualidades gráficas o plásticas. Se puede pensar que ocurre así debido a las funciones que regularmente cumple, en las que sus usuarios generalmente se familiarizan con la relación existente entre el lenguaje y significado: ya que para su decodificación, las personas al observarla aprecian en primer término el tipo de signos con los que se integra su estructura e inmediatamente buscan interpretar su sentido.

Ante esta situación, cabe precisar que la diferencia principal entre escritura y caligrafía estriba en que “la primera solo encuentra sentido en su lectura alfabética o legibilidad, mientras que la segunda, por el contrario, encuentra plena satisfacción en el silencio, pues su objetivo no solo es utilitario sino de tipo formal y artístico, por eso se percibe más próxima a la pintura que a la literatura” .



“En mi caso particular, a través del tiempo y de la experiencia he tenido la oportunidad de trabajar con los soportes y materiales tradicionales pero también he experimentado incorporando nuevas herramientas y materiales que han puesto al servicio de cada proyecto sus cualidades plásticas.”

Otra diferencia entre ellas se finca en las técnicas empleadas para su creación y reproducción: Si el calígrafo conoce y aplica eficientemente los instrumentos tradicionales al mismo tiempo que adapta o crea los elementos necesarios para lograr los resultados específicos que desea de acuerdo a la naturaleza del proyecto, entonces se puede considerar que es un creador y artista en plena extensión de la palabra.

“Estas inquietudes y la búsqueda de nuevas alternativas que se encuentra en constante crecimiento es en ocasiones compartida con otros interesados en aprender este arte.”
(podrías vincularlo al trabajo de otros calígrafos)

“Cuando se trazan formas pobres, faltas de fuerza, tensión, delicadeza, energía interna o riqueza expresiva es posible obtener solamente formas que provoquen en el espectador confusión, repulsión, indiferencia, insatisfacción, irritación, indignación, apatía o no expresión.”

Para conjugarse en una de estas obras, la forma debe separarse del pensamiento y manifestarse a través de la materia que hace posible su expresión; ya que la obra de arte no solo es una construcción de la mente o de la geometría sino que constituye una unidad indisociable de luz, color y materia. En este proceso se debe también distinguir entre forma-signo y entre forma-imagen (el signo significa mientras que la forma es en si misma y es percibida por su contorno, dirección y masa), que apela a las emociones e imaginación y no requiere leerse a través de un lenguaje semántico o gramatical.

“Debido a que en el arte, las relaciones formales en el seno de la obra constituyen un orden y una metáfora del universo puede tratar de comprenderse a la obra caligráfica bajo las reglas del análisis formal, pero es necesario también considerar los significados que pudo querer transmitir el artista con ellas.”

De tal forma que cada una de las obras, al integrarse con los diferentes estilos de signos que el autor utiliza habitualmente para comunicar en las formas convencionalmente establecidas por la cultura de la que sus actores forman parte, podría simplemente recibir el uso acostumbrado; pero al igual que ocurre en una obra pictórica, cuando se dota de una perspectiva artística, esto le permite al artista expresarse en diferentes formas a través de las sensaciones que provoca con cada uno de los elementos de la obra por separado y en combinación (soporte, textura, color, herramientas, técnicas aplicadas, estilos empleados, acabados técnicos, etc.).

A la vez, un espectador sensible o educado puede encontrar y decodificar diversos sentidos vinculados a los elementos plásticos, de la técnica y de la forma de plasmar las expresiones sobre el soporte que selecciona y aplica el autor-artista . Por eso se considera que el trabajo artístico que realiza un calígrafo-artista le permite retomar los elementos y dotarlos de nuevas o diferentes perspectivas que pueden aportar diferentes significados a través de diversos tratamientos y aplicaciones.

“Al aplicarse la caligrafía con una perspectiva artística, las relaciones entre los elementos que la conforman no se producen en forma aislada sino que por su naturaleza se mezclan e interpenetran entre sí, integrándose en la producción de auténticas obras artísticas en las que todos sus elementos (las formas que los integran, la gestualidad de su trazo, el color, la textura y otras características propias del lenguaje artístico visual) se conjugan para producir diversas sensaciones en sus espectadores.”


La caligrafía desde una perspectiva comunicativa, se vincula con aspectos que atienden a su funcionalidad tradicional por eso cuando el espectador la admira puede reconocer en su estructura el uso de signos (comunicativos y expresivos) que atienden a diversas funciones de acuerdo a la intención de su autor.

Se considera al calígrafo de esta forma ya que este en cierto sentido alude al uso de determinadas convenciones pictóricas –pose, gesto o diversos atributos-para expresar el significado alegórico latente en una obra de arte.